LleguéTras 3 vuelos y más de 24h despierto, puedo decir que sigo vivo. De los viajes nada reseñable. Sólo que, una vez en Canadá, se podía ver desde el avion que todo el area bajo nosotros estaba dividida como un papel cuadriculado. Carreteras paralelas y perpendiculares allá donde mirases.
Al llegar al aeropuerto de Calgary, un taxista me esperaba para recogerme y llevarme a la residencia. El tio no paraba de mascar chicle y hacer pompas bastante molestas…pero se llevo la palma cuando, ni corto ni perezoso, se tiro un eructo de los buenos, de competición.
En la oficina de la residencia, me hicieron firmar un buen puñado de hojas, que ni lei de lo cansado que estaba, y me llevaron entre Paul (el coordinador o encargado de mi planta) y Elizabeth a mi apartamento, en cuya puerta principal estaban escritos nuestros nombres.
Una vez allí, nada más entrar, vi a un tipo rubio bastante alto…y dije, coño este es el indio Cría de Comadreja. Pero no, era un holandés que había llegado ese mismo día (pero a media mañana). Nos saludamos y vi a otro chico. Me presenté. Éste era canadiense. Lo llamo el canadiense de los ruiditos porque casi lo primero que soltó fue un monton de ruidos por la boca. Por lo visto este año ha ganado miles de euros en programas de televisión y radio gracias a su talento creando música y ritmos con su voz...
Nos sentamos los 3 a hablar. Lo tipico: qué estudiamos, qué deportes nos gustan, etc. Como estudiamos lo mismo, nos han puesto en el mismo apartamento. El canadiense se fue a dormir y nos quedamos el holandes y yo, que dijimos de ir juntos al programa de bienvenida mañana y estuvimos hablando de fiestas, etc.
Me ha llamado la atención de la residencia el programa que tienen para la primera semana (no sé si tras 2 semanas sera igual), pero tienen muchísimas actividades tipo excursión al zoo, película al aire libre, paintball y laser taz...
De momento eso es todo, hay tantas cosas que contar sobre estos primeros e intensos días....
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